jueves, 22 de octubre de 2009

Artículo en prensa de "Aula de Noticias"

Konsue y Maite desde Pamplona nos mandan esta noticia que salió publicada el Martes 6 de Octubre. La noticia se publicó en el periódico Diario de noticias que todos los martes saca un cuadernillo que se llama Aula de noticias.

Resume la experiencia de Guatemala y los proyectos de los dos colegios de Pamplona que ganaron el premio

La red solidaria que lleva varios años tejiendo el CP Arturo Kanpion de Pamplona acaba de recoger sus primeros frutos en forma de un reconocimiento nacional a la labor de concienciación que realiza en las aulas de Educación Infantil.


El proyecto ‘Mi clase, un mundo’ ha merecido el Premio Nacional de Educación para el Desarrollo Vicente Ferrer, que recogieron de manos del ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, Ángel Moratinos.
Susana Rodríguez, Konsue Salinas y Maite Ongay no pueden disimular su orgullo y entusiasmo cuando recuerdan que el ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, Ángel Moratinos, en presencia de Moncho Ferrer, hijo del fallecido Vicente Ferrer, “con quien guarda un parecido asombroso”, les entregó recientemente el I Premio Nacional de Educación para el Desarrollo Vicente Ferrer por el proyecto solidario “Mi clase, un mundo”, puesto en marcha en el colegio Arturo Kanpion de Pamplona y que pretende crear una red de escuelas solidarias con escuelas etíopes. Junto al proyecto de Arturo Kanpion (centro hoy integrado, junto a la ikastola Axular, en el nuevo colegio Bernat Etxepare), también ha recibido un premio un proyecto promovido por el colegio San Francisco, de Pamplona, denominado “Trabajando la interculturalidad”.


El premio, además del reconocimiento público del trabajo desarrollado en las aulas, en este caso de Educación Infantil, consistió en un viaje al centro de formación de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) en la ciudad de Antigua, en Guatemala, donde Konsue Salinas y Maite Ongay tuvieron la oportunidad, por un lado, de presentar su proyecto y, al mismo tiempo, tomar nota del trabajo desarrollado por el resto de centros escolares premiados.
Arturo Kanpion es un colegio con una amplia tradición en cuanto a actividades solidarias se refiere. Sin embargo, hace ya varios años que “tejió” una red solidaria con dos colegios de Addis Abeba, la capital de Etiopía, que consistió no sólo en realizar donaciones materiales (que han servido para construir un nuevo comedor, adecentar las aulas y dotarlas de material escolar), sino también para que los niños y niñas de Pamplona se acerquen a otras realidades y compartan actividades con los escolares etíopes, a pesar de la distancia.


Konsue y Maite no dudan al animar a todos los colegios que lo deseen a embarcarse en la aventura de tejer su propia red solidaria con otros centros del Tercer Mundo. De hecho, existe un blog en Internet, http://docentesparaeldesarrollo. blogspot.com , en el que se han plasmado las ponencias del reciente encuentro de escuelas premiadas y de dónde pueden salir ideas aplicables a todo tipo de centros.

Konsue Salinas compró varias máscaras que hoy adornan las aulas de Infantil del CP Bernat Etxepare. Uno de los colegios de Antigua (Guatemala) que visitaron los asistentes al centro






Las docentes navarras cuentan, después de su experiencia en Guatemala, que “lo importante es despertar las conciencias, enseñar a los niños y niñas cómo se vive en otras partes del mundo y formar personas con una conciencia crítica, lo que les llevará a actuar frente a las injusticias y no se limitarán a dejarse llevar o a contemplarlas pasivos e indiferentes”. Ambas recuerdan que fueron las primeras en presentar su ponencia en Antigua. “Lo hicimos desde la
emoción, con el corazón, porque creemos que es la única manera de transmitir lo que hacemos, y la verdad es que recibimos aplausos y enhorabuenas de los presentes, que no pensaban que pudieran hacerse tantas cosas con los niños y niñas de Educación Infantil, parece que hay que esperar a que sean mayores para comenzar a trabajar con ellos la solidaridad, y no es así”.

Tanto Konsue Salinas como Maite Ongay se muestran dispuestas a seguir tejiendo y ampliando la red solidaria que comenzaron a formar con tanto esfuerzo. “Queremos implicar más al profesorado”, comentan, “además de seguir con las actividades de recogida de material para el Sáhara, el mercadillo de comercio justo y las acciones relacionadas con las escuelas de Etiopía”, aunque reconocen que, de momento, “todo está el pañales, porque no hemos tenido la ocasión de plantearlo en el nuevo claustro de profesores del colegio Bernat Etxepare”. Además, les gustaría “abrir una vía de acercamiento con otras partes del mundo, siguiendo el esquema que hemos puesto en marcha hasta ahora de ver y contarlo: hay que ponerle caras a los proyectos, eso propicia la implicación activa de la sociedad”.
Pero lo que realmente desean es que “de una manera real, no sólo sobre el papel, la Educación para el Desarrollo se incluya en el curriculum de colegios e institutos, que sea algo tangible y efectivo, como sucede en otros centros, por ejemplo de Canarias, donde organizan el curriculum alrededor de la Educación para el Desarrollo, y no al revés”.

De Madrid primero y Antigua después se trajeron el compromiso del ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación de celebrar un congreso anual de Educación para el Desarrollo y, de la Fundación Vicente Ferrer, la intención de abrir en un futuro próximo una delegación en Pamplona.



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