Desde nuestra lancha motora observamos cómo desde este enclave colonial se inicia la primigenia puerta abierta al Mar del Caribe.
Desde allí se vislumbra la Isla del Sol, la más grande de las del Archipiélago del Rosario. De hecho, treinta son las islas que conforman las también denominadas, “Corales del Rosario”, puesto que bajo sus cristalinas profundidades se alberga uno de los parques naturales más emblemáticos de Colombia.
Este enclave ejemplifica uno de los arrecifes coralinos de la costa colombiana digno de ser conservado para generaciones futuras. Sin lugar a dudas, las imágenes hablan por sí solas, pues ante la contemplación de un espectáculo natural semejante, uno se ve tácitamente empujado a guardar el más respetuoso de los silencios.
A cada paso brota la vida en el interior de la isla sirva como ejemplo la navegación a través de manglares. Las pequeñas canoas surcaban un auténtico bosque natural sumergido en el agua del Caribe. Nos parecía estar protagonizando un documental del National Geographic.
Laura Murias y Chelo Marazuela
IES Isidra de Guzmán (Alcalá de Henares)
1 comentario:
Me lo he leído todo, todo...qué chulas las fotos. Me imagino que mucho más las experiencias.
Publicar un comentario